"Estos son los hechos: Orlando Yorio y yo no fuimos denunciados por Bergoglio". La frase pertenece nada menos que a uno de los jesuitas secuestrados durante la última dictadura militar, Francisco Jalics. El testimonio es trascendental luego de que surgieran informaciones que apuntaban a que el papa Francisco no ayudó lo suficiente a Jalics y Yorio, que formaban parte de su congregación y que fueron secuestrados y torturados en 1976.Según Jalics, es falso suponer que su secuestro y el de Yorio "se produjeron por iniciativa del padre Bergoglio". "Antes me inclinaba por la idea de que habíamos sido víctimas de una denuncia. Pero a fines de los 90, después de numerosas conversaciones, me quedó claro que esa suposición era infundada", añadió el jesuita.
Jalics agregó además que fueron secuestrados por su conexión con una catequista que primero trabajó junto a ellos y "luego ingresó en la guerrilla". "Durante nueve meses no la vimos más, pero dos o tres días después de su detención también fuimos detenidos. El oficial que me interrogó me pidió los documentos. Cuando vio que había nacido en Budapest creyó que era un espía ruso", indicó.
"No puedo juzgar el papel de Bergoglio en estos sucesos", escribió en un comunicado de la orden de los jesuitas. Por último, contó que años más tarde habló con Francisco sobre el hecho: "Después celebramos juntos una misa y nos abrazamos solemnemente. Yo me he reconciliado con lo sucedido y considero, por lo menos por mi parte, el asunto cerrado", aseguró sobre su secuestro en 1976.