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Sociedad

Una oruga venenosa se expande en el país, el contacto con la piel provoca hemorragias

Un misionero de 22 años lucha por su vida en una sala de terapia intensiva mientras espera el antídoto necesario para contrarrestar los efectos del veneno que accidentalmente le inoculó la oruga conocida como taturana.
El joven –Cristian García– estaba tomando mate en el patio de su casa de Eldorado el lunes a la noche cuando la taturana cayó desde un árbol sobre una de sus piernas. Los síntomas de envenenamiento comenzaron a los pocos minutos y la víctima fue llevada de urgencia al Hospital Samic y desde allí derivado a Puerto Iguazú.
El contacto de la oruga con la piel provoca edemas y hemorragias en distintas partes del cuerpo, además de un intenso dolor y alteraciones en la coagulación sanguínea, explicaron en el Ministerio de Salud Pública de Misiones.
El jefe del Programa Animales Venenosos de ese ministerio, Roberto Stetson, explicó que el antídoto se fabrica en el Instituto Butantan de San Pablo, Brasil, “y hasta ahora, cada vez que tuvimos accidentes con taturanas y arañas del bananero, los médicos y funcionarios de tercera línea salimos a pedir favores a nuestros pares” del vecino país. Stetson agregó que “para ellos es muy complicado darnos el antídoto porque deben dibujar datos, como si el paciente fuera de ellos, ya que no existe ningún convenio entre los países” para el suministro de la sustancia. En este caso, los contactos de Stetson no fueron suficientes y la víctima continúa padeciendo los efectos del veneno.
El funcionario dijo que la posible sobrevida del joven depende de la cantidad de veneno que le haya inoculado la oruga. En ese sentido, dijo que en diciembre pasado hubo un caso similar con una nena que sobrevivió al ataque de la taturana sólo con suero.
Stetson afirmó que ya presentó a las autoridades sanitarias de Misiones tres proyectos para intentar solucionar el problema de falta de antídotos para taturana y arañas del bananero, dos especies muy venenosas que sólo tienen presencia en la provincia. “Lo más sencillo es firmar un convenio de reciprocidad con Brasil para la provisión de los antídotos necesarios. La otra opción es que lo fabrique el Instituto Malbrán, que cuenta con toda la infraestructura necesaria. Y la más costosa es que la Provincia arme su propio Instituto en el que también se elaboren los sueros antiofídicos”, detalló.
Si bien la presencia de la taturana estaba circunscripto al Norte de Misiones y a la zona limítrofe con Brasil, el caso que se produjo en Santa Ana, a sólo 40 kilómetros al noreste de Posadas, demuestra que la oruga amplió su territorio y con ello se incrementa la posibilidad de accidentes.
Fuente: Clarín

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