El negocio del turismo de cruceros resultó debilitado por la crisis internacional, pero sin resignar su tendencia creciente en la Argentina y otros mercados del cono sur
Danilo Matrone, director de hotel del MSC Música, que ayer partió de Buenos Aires en una travesía de 9 noches por puertos y playas de Sudamérica, aseguró que “no hubo cancelaciones de reservas ni una merma de la demanda” tras la tragedia frente a la isla de Giglio, donde murieron 32 personas.
“En cambio, las dificultades económicas por la crisis mundial sí han reducido un poco la demanda”, admitió.
La respuesta de las grandes compañías que dominan esta industria, fue aguzar el ingenio para detectar nuevos itinerarios que compensaran aquella merma y asegurar la continuidad de los buenos resultados en el hemisferio sur.
En la Argentina, el crecimiento del negocio continúa sin pausa. De 49 arribos a Buenos Aires con 56.000 pasajeros en la temporada 2003/4, se pasó, en 2010/11 a 154 con 400.000 viajeros, según datos del Ministerio de Turismo.
Para la temporada que acaba de comenzar se esperan 163 llegadas a puerto con medio millón de cruceristas, de los cuales serán argentinos unos 160.000, 15 por ciento más que un año antes. Del resto, se destacan los contingentes de estadounidenses, alemanes, italianos y franceses.
El barco más grande que entrará a puerto este verano será el Costa Fascinosa, de 3.800 plazas, cuando hasta hace poco sólo venían a Buenos Aires buques de hasta 2.500 pasajeros.
La capital argentina es un destino de primer orden para el turismo por agua, por su vida cultural, su gastronomía, sus espacios verdes, su respeto por lo diverso y su condición de nexo con maravillas naturales como la Patagonia y la Antártida.
Ciertas medidas gubernamentales apuntalaron esas ventajas, como la construcción de la terminal “Benito Quinquela Martín”, en Retiro, con 120.000 metros cuadrados en dos plantas y capacidad para recibir a buques de más de 300 metros de eslora, que permite a los pasajeros descender a pocas cuadras del centro de la ciudad.
Juega en contra la complejidad de maniobrar con semejantes moles en la baja profundidad del Río de la Plata, lo que convierte a Buenos Aires en uno de los puertos más caros del mundo por sus costos operativos, por lo que otra medida de aliento oficial es bonificar servicios para que también lleguen cruceros fuera de temporada.
En esta temporada que recién comienza, ya han atracado en la Reina del Plata tres grandes navíos de turismo: el Veendam Holland America Live, proveniente de la costa chilena al Pacífico y los canales fueguinos; el MSC Magnífica, que recorre las costas atlánticas sudamericanas con base en el brasileño puerto de Santos, y el MSC Música, llegado al cabo de su temporada en Europa.
Este último acaba de hacer un viaje trasatlántico desde Venecia, para hacer base en Buenos Aires, desde donde emprendió ayer el primero de quince viajes de nueve noches, programados para esta temporada con destino a Punta del Este y puertos y playas de Brasil.
Traer ese buque significa para MSC un crecimiento del 23 por ciento en su oferta de plazas para el mercado argentino respecto de la temporada anterior, según anunció en su momento Javier Massignani, director comercial de la compañía.
De la misma empresa, el MSC Orchestra tiene programadas dos salidas desde la capital argentina al nordeste de Brasil.
En tanto, su competidora, Costa Cruceros, también apunta a superar su giro de negocios de temporadas anteriores, con el Costa Fortuna, el Costa Serena y el gigante Costa Fascinosa, y con tres navíos de su asociada Ibero, para una gran variedad de itinerarios.
Entretanto, la evolución de la industria y los desafíos de la crisis internacional llevan a los estrategas de las compañías del sector a explorar nuevos mercados.
Danilo Matrone destacó que MSC puso un segundo barco en Sudáfrica al registrar un aumento de la demanda, y realizó por primera vez cruceros por las Antillas Francesas y por el Mar Rojo. En tanto, están bajo estudio variantes para ampliar los servicios en el sudeste asiático e incluso organizar viajes alrededor del mundo, que alguna compañía ya ofrece, con barcos más pequeños en itinerarios de más de tres meses de duración.
“Estamos estudiando incluso poner un buque en Río o Santos durante el Mundial de Fútbol de Brasil de 2014 para que preste servicios como hotel flotante”, reveló Matrone.