El papa Francisco llegó al palacio de Guanabara, en Río de Janeiro, para la recepción oficial que preparó el gobierno de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. Allí, luego de unas palabras de la mandataria, ofreció su primer discurso en el que destacó su agradecimiento a Dios por haberle permitido regresar a su "amada América latina" y su confianza en la juventud.
"No traigo oro ni plata, pero traigo mi bien más preciado que es Cristo para alimentar la llama de amor fraterno que vive en cada corazón. Que la paz de Cristo esté con ustedes. Saludo a la presidenta y a los miembros de su gobierno", sostuvo Francisco.
"El motivo principal de mi presencia en Brasil trasciende las fronteras. Los jóvenes provienen de diversos continentes y son portadores de distintas culturas. Cristo abre el espacio para ellos. Cristo pone fe en los jóvenes. Los jóvenes no tiene miedo de arriesgar la poca vida que tienen porque confían en Cristo", señaló.
"La juventud es la ventana por la cual el futuro entra en el mundo. Tenemos que garantizarles educación y seguridad, trasmitirles los valores por los cuales la vida vale la pena ser vivida. Despertar en ellos las mejores señales de responsabilidad. Los brazos del Papa se alargan para abrazar a la nación brasileña", concluyó.
Francisco fue recibido hoy por miles de fieles de todo el mundo en el aeropuerto internacional Antonio Carlos Jobimde Rio y luego recorrió las calles de Río de Janeiro en un automóvil común y en el papamóvil.
El Pontífice, que pidió reducir las medidas de seguridad al mínimo, circuló entre los fieles en las calles de la gran ciudad brasileña, en la que encabezará la Jornada Mundial de la Juventud.
El avión de Alitalia tocó suelo brasileño a las 15.40 y minutos más tarde el Papa descendió de la aeronave para ser recibido por Rousseff y varias autoridades eclesiásticas y gubernamentales en su primera visita apostólica internacional. Además, un coro formado por 150 niños entonó la canción de bienvenida al pontífice creada por un sacerdote brasileño.
El Papa inició así su visita a Río de Janeiro para encabezar la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) ante unos 2 millones de peregrinos, entre ellos, más de 40 mil argentinos.
Fuente eclesiásticas y oficiales descuentan que Francisco aprovechará su estadía en Brasil -estará seis días- para dar directrices a los católicos de todo el mundo. Y, también, a sentar posición, como jefe político de la Iglesia, sobre la pobreza, las injusticias del capitalismo y de la economía de libre mercado.