La Facultad de Ciencias Agropecuarias marcó zonas de interés para el desarrollo energético. Desde la Provincia auguran buenas perspectivas. Según un estudio, el viento sopla en el centro y el sol brilla en Feliciano.
Según un artículo de Daniel Caraffini, de la Redacción de Diario UNO ( [email protected] )
Hablar de energías alternativas en el país equivale a asociar que la Patagonia tiene una inconmensurable riqueza en energía eólica, particularmente, y también la solar. La energía proveniente de la radiación del Sol, es ligada también a la región de Cuyo. Sin embargo, el país tiene un muy bajo desarrollo, casi ínfimo, en materia de energías renovables.
Desde hace un tiempo, motivados por encaminar procesos más limpios y sustentables, más comprometidos con la preservación ambiental, se empezaron a realizar estudios exploratorios. Recientemente la reglamentación de una ley nacional que propone fijar políticas de Estado en la materia abre horizontes para nuevos rumbos.
Por ello desde la Provincia hay una decisión política de desarrollar estas energías, tanto a nivel micro-generación como de generación mayor, y una apuesta a regular el funcionamiento del sector, mediante normativas y decretos, apuntó el secretario de Energía de Entre Ríos, Raúl Arroyo. “Queremos trabajar en todas las áreas; se vienen muchas posibilidades para su desarrollo”, auguró el funcionario.
A raíz de ello, se requirió un estudio a la cátedra de Climatología Agrícola de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos, que recientemente elevó el mapa eólico y solar de la provincia.
El informe marcó, como sitios de interés por el recurso eólico disponible, una zona de unión de los departamentos Diamante y Paraná. El relieve entrerriano tiene una notable influencia en la cantidad de energía eólica disponible. Los valores son más elevados a medida que se asciende de altura, y se evita la influencia de construcciones edilicias, arboledas, etc. La región marcada –coincidente con el trazado de la ruta nacional 12– tiene como particularidad ser la más alta del territorio entrerriano: está a unos 120 metros de altura con respecto al nivel del mar.
A 10 metros, el recurso supera los 1 MWh/m2-año. En relación al resto del territorio, los valores más bajos se observan en la zona del delta del río Paraná, posiblemente influenciados por la vegetación y la gran cantidad de islas. En tanto, a 30 metros de altura sobre el terreno se sigue observando un máximo de energía en la zona de los departamentos Paraná-Diamante.
Sin embargo, se advierte un incremento en los valores de energía disponible del viento en la costa norte y centro del río Uruguay, evidentemente porque la velocidad de viento es menos afectada por la presencia de la forestación que está muy presente en esta zona. Los valores más elevados de energía eólica disponible alcanzan los 2 MWh/m2-año.
A 50 metros de altura sobre el terreno aparece un incremento de energía eólica disponible. Las zonas de mayor disponibilidad del recurso siguen siendo las mismas con valores que alcanzan en algunos sitios específicos los 2,7 MWh/m2-año.
En el caso de la energía solar, el mapa revela que la isolínea de menor valor se ubica sobre la margen del río Paraná entre los departamentos Diamante y Victoria con un valor de 1.550 KWh/m2-año. Un máximo secundario se encuentra en los departamentos del centro-este de la provincia con valores superiores a los 1.700 KWh/m2-año mientras que el valor más elevado corresponde a la isolínea de 1.800 KWh/m2-año en el Departamento Feliciano y norte de Federación.
El titular de la cátedra de Climatología Agrícola de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNER, César Aguirre, explicó a UNO que desde ese ámbito hay un estudio de estos recursos desde hace casi dos décadas. En esta oportunidad –a diferencia de anteriores experiencias–, se pudo determinar con mayor detalle, precisión y cobertura territorial a estos recursos en la provincia.
“En 1995 hicimos un estudio –junto a otro especialista, Armando Brizuela– a partir de unas 14 estaciones meteorológicas existentes del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), del INTA y otras entidades. En los últimos años se instalaron muchas estaciones automáticas y se incluyó información de sensores remotos, que proporcionan imágenes de satélites”, indicó el profesional.
“Esto lo pidió la Secretaría de Energía, porque están interesados en conocer el recurso eólico y solar, tanto para su aprovechamiento a pequeña escala, en zonas aisladas de la red de electrificación, o también podía ser en otro nivel, con mayor potencia y máquinas de 500 kw/h que puedan estar conectadas a la red de distribución eléctrica de la provincia”, fundamentó.
Localización
Precisamente, el estudio con resolución espacial cada un kilómetro cuadrado, localizó sitios de interés para ambos recursos, que deberán complementarse con nuevos estudios in situ.
“En el corredor que limita los departamentos Paraná, Diamante y Nogoyá, hay una zona bastante elevada, es decir, el potencial eólico es ayudado por el relieve que tiene la provincia, porque justamente en esa zona está a 120 metros de elevación por encima del nivel del mar, la más alta de Entre Ríos”, explicó, y detalló: “Ese límite de Departamento coincide con la ruta 12 que hace Crespo, Ramírez, Aranguren, Hernández, y hacia el este yendo para Diamante. Hay una zona elevada que coincide con el trazado de la ruta y con una línea de media tensión de 132 kw/h, entonces ahí sería un lugar de interés para hacer una medición in situ”.
Al respecto, indicó que “hay una decisión política de desarrollar este recurso, a partir de créditos disponibles del Banco Mundial, con el propósito de financiar instalaciones de aerogeneradores de mediano y gran porte para incorporarlos a la red eléctrica”.
Experiencia
Al evaluar el potencial de energía no convencional, el docente e investigador del Conicet Diamante se refirió a una experiencia realizada a fines de los 90, en que se instaló un híbrido solar eólico en la escuela Francisco Ramírez del Paraje Las Masitas, al norte de Las Cuevas (Departamento Diamante), ubicada sobre la costa del río Paraná.
“Fue un proyecto de la universidad, donde colocamos un híbrido solar-eólico y un calefón solar. Esa escuela era un paraje con pocas casas y pescadores. Luego llegó la energía eléctrica. Pero decíamos, cuando hicimos el estudio, que era más aconsejable o con mayor potencial para nuestra zona, el desarrollo de estos modelos híbridos, porque cuando hay sol, no hay viento y cuando hay viento, no hay sol”.
Un híbrido es la unión de un aerogenerador y paneles solares que van al mismo banco de batería. Eso, aportó Aguirre, tiene dos ventajas: la primera es que no necesita tanta batería: en el caso eólico corre riesgo en verano; en el caso solar, en invierno. Al hacer un híbrido, hay carga más continua, por lo tanto la batería tendrá más durabilidad y menos cantidad de batería de uso.
Con viento a favor
Consultado sobre el desarrollo actual de estas energías en la provincia, citó la fabricación de aerogeneradores para hogar en La Paz. Se trata de una empresa, Montaraz, que en 2005 tuvo el apoyo técnico de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y la colaboración para el desarrollo comercial de la Facultad de Ciencias de la Administración de Concordia. “Los equipos son de pequeña escala, para escuelas, granjas, generalmente en lugares donde no hay energía eléctrica. La diferencia con el panel solar es importante en términos económicos, porque los paneles son todos importados”.
Precisamente, Aguirre mostró su impresión más favorable al recurso eólico. “En el caso de estos aerogeneradores veía que tenían buen arranque porque eran de seis aspas, porque el problema de los aerogeneradores grandes es que están mucho tiempo sin funcionar porque no les da la velocidad de arranque, porque los vientos no le dan. Entonces al aumentar el número de aspas, necesitás desde dos hasta tres metros por segundo, que serían 5 km por hora para arrancar. Y acá la velocidad media es de 10 kilómetros por segundo, es decir 20 km por hora la media anual”.
—¿Es posible un desarrollo de estas energías como forma de intentar modificar una matriz energética convencional que no es favorable al ambiente?
—Nunca podemos competir con la nuclear o la hidroeléctrica. No está pensado para suplantar esas energías convencionales. De ninguna manera. Si bien hay mayor tecnología para el estudio, no ha variado mucho el desarrollo tecnológico de captación de energía. Ahora hay nuevos materiales que, por ejemplo, aumentan el rendimiento de los paneles solares; pero hablamos del 12% de la energía disponible del Sol. Eso es lo que puede producir; es muy bajo el porcentaje en función de la energía disponible. En el caso eólico lo mismo: el sistema de captación de aspas no puede frenar totalmente el viento, su energía cinética deja pasar, y se puede usar entre un 12% y un 20% del potencial del recurso. Por ejemplo, en el corredor de la ruta 12, de 1 MWH a 10 metros de altura, se podría convertir en energía un 15%.
En realidad, los desarrollos eólico y solar están orientados a poder inyectar al sistema interconectado energía para soportar en los momentos críticos, en los picos de consumo, pero nunca reemplazar a la hidroeléctrica, nuclear o térmica.
—¿Y en el país qué está sucediendo con la explotación de estos recursos?
— Está todo por hacer. En la Patagonia hay granjas eólicas con decenas de aerogeneradores de 1 mega. En cuanto a la generación para el sistema, el problema es la transmisión de la energía, porque son muchos kilómetros y ahí hay pérdidas. Hay que transmitir a muy alta presión para evitar pérdidas y es otro problema. Tenemos un gran potencial eólico en la Patagonia, pero muy baja densidad poblacional, entonces llevarla hacia el centro o norte del país conlleva problemas de transmisión, que ahora se están investigando para mejorar. Eso es fundamental para llevar el gran potencial eólico a la zona más poblada del país: transmitir energía con bajas pérdidas.
UNO