La ley de matrimonio igualitario fue sancionada este miércoles en Uruguay, por 71 votos a favor y 21 en contra, tras casi tres horas de debate en la Cámara de Diputados, donde el proyecto tuvo el respaldo del oficialismo y de varios sectores de la oposición.
La Cámara Baja ya había aprobado la iniciativa en diciembre por 81 votos afirmativos sobre un total de 87, pero volvió al recinto luego de que la semana pasada se le realizaran modificaciones durante su tratamiento y aprobación en el Senado.
A las 20.22 se concretó la votación, en la que el oficialista Frente Amplio (FA) volvió a reunir sufragios propios y opositores, quienes había pedido postergar nuevamente la votación por “errores de reglamento” en los cambios que introdujo la Cámara Alta.
En esa línea transversal, el diputado opositor Fernando Amado expresó durante el debate: “No importa que sexo tienen las personas, sino la relación que quieren construir, y esa relación tiene que ser en base al amor”.
“Voto con felicidad este tema”, justificó, y agregó: “es saldar una deuda histórica con unos ciudadanos que no tienen los mismos derechos hasta que no se sancione esta ley”.
En las tribunas del recinto hubo un amplio despliegue de organizaciones, entre ellas representantes de entidades de Lesbianas, Gay, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales (LGTBI) de Argentina.
El debate comenzó pasadas las 17, tras una queja de la oposición por la instalación de una bandera a favor de la iniciativa en la fachada del edificio anexo del Palacio Legislativo.
El opositor Gustavo Borsari abrió el debate con su negativa al proyecto, en tanto desde el Frente Amplio, Daisy Tourné expresó “la profunda alegría” de discutir “los temas que cortan el debate transversalmente”.
La legisladora se refirió así al apoyo multipartidario a la iniciativa por parte de sectores de los opositores partidos Nacional, Colorado e Independiente.
En esa línea, la diputada Bertha Sanseverino, del FA, expuso que el voto de los cuatro partidos "genera un clima de aceptación que deja muy marginalizados a los sectores ultraconservadores".
Su compañero de bancada Sebastián Sabini fue tajante a la hora de manifestar su respaldo a la iniciativa: “el matrimonio, ni más ni menos, debe ser la unión de dos personas por amor”, por lo que “mañana, con la aprobación, vamos a ser una sociedad más igualitaria, con derechos para todas y todos”.
En otro tramo del debate, el diputado opositor del Partido Nacional Gerardo Amarilla manifestó su rechazo al argumentar: “Nos oponemos a la norma, por entender que desvirtúa el matrimonio y a la familia”.
Aníbal Pereyra, del oficialismo, ratificó su apoyo y pidió que “se consoliden en el marco del debate en toda la sociedad” los cambios en la legislación.
El diputado nacionalista Pablo Iturralde manifestó su voto contrario, por considerar que el proyecto modifica el marco jurídico que regula al matrimonio heterosexual y consideró que “se debería haber creado un marco para regular el matrimonio homosexual, pero sin cambiar el que regula al heterosexual”.
En otro hecho curioso, el diputado del partido Nacional Pedro Saravia votó en contra, luego de que su suplente Federico Ricagni había hecho a favor en diciembre.
La sesión comenzó marcada por un debate por “errores” en los cambios que introdujo el Senado y que durante algunos minutos hizo peligrar su tratamiento definitivo.
Luego, la mayoría frenteamplista decidió seguir adelante con el proyecto y se comprometió a, luego de su aprobación, redactar aclaratorias sobre los artículos modificados en forma errónea.
En consecuencia, durante la sesión se acordó votar en 90 días una nueva ley para corregir errores de redacción en el proyecto, antes de que entre en vigencia la ley aprobada esta noche.
Alvaro Delgado, del Partido Nacional, votó a favor del proyecto a pesar de los errores "de forma" en los cambios en el Senado y pidió que “se cumpla” el nuevo proyecto redactado en ese plazo.
El primer artículo del proyecto señala que la institución del matrimonio "implicará la unión de dos contrayentes, cualquiera sea la identidad de género u orientación sexual de éstos, en los mismos términos, con iguales efectos y formas de disolución que establece hasta el presente el Código Civil".
Además, establece que los apellidos de los hijos de las parejas homosexuales serán acordados por los dos cónyuges o mediante sorteo en caso de falta de acuerdo y que alcanzará también a los matrimonios heterosexuales.
A las 20.22 se concretó la votación, en la que el oficialista Frente Amplio (FA) volvió a reunir sufragios propios y opositores, quienes había pedido postergar nuevamente la votación por “errores de reglamento” en los cambios que introdujo la Cámara Alta.
En esa línea transversal, el diputado opositor Fernando Amado expresó durante el debate: “No importa que sexo tienen las personas, sino la relación que quieren construir, y esa relación tiene que ser en base al amor”.
“Voto con felicidad este tema”, justificó, y agregó: “es saldar una deuda histórica con unos ciudadanos que no tienen los mismos derechos hasta que no se sancione esta ley”.
En las tribunas del recinto hubo un amplio despliegue de organizaciones, entre ellas representantes de entidades de Lesbianas, Gay, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales (LGTBI) de Argentina.
El debate comenzó pasadas las 17, tras una queja de la oposición por la instalación de una bandera a favor de la iniciativa en la fachada del edificio anexo del Palacio Legislativo.
El opositor Gustavo Borsari abrió el debate con su negativa al proyecto, en tanto desde el Frente Amplio, Daisy Tourné expresó “la profunda alegría” de discutir “los temas que cortan el debate transversalmente”.
La legisladora se refirió así al apoyo multipartidario a la iniciativa por parte de sectores de los opositores partidos Nacional, Colorado e Independiente.
En esa línea, la diputada Bertha Sanseverino, del FA, expuso que el voto de los cuatro partidos "genera un clima de aceptación que deja muy marginalizados a los sectores ultraconservadores".
Su compañero de bancada Sebastián Sabini fue tajante a la hora de manifestar su respaldo a la iniciativa: “el matrimonio, ni más ni menos, debe ser la unión de dos personas por amor”, por lo que “mañana, con la aprobación, vamos a ser una sociedad más igualitaria, con derechos para todas y todos”.
En otro tramo del debate, el diputado opositor del Partido Nacional Gerardo Amarilla manifestó su rechazo al argumentar: “Nos oponemos a la norma, por entender que desvirtúa el matrimonio y a la familia”.
Aníbal Pereyra, del oficialismo, ratificó su apoyo y pidió que “se consoliden en el marco del debate en toda la sociedad” los cambios en la legislación.
El diputado nacionalista Pablo Iturralde manifestó su voto contrario, por considerar que el proyecto modifica el marco jurídico que regula al matrimonio heterosexual y consideró que “se debería haber creado un marco para regular el matrimonio homosexual, pero sin cambiar el que regula al heterosexual”.
En otro hecho curioso, el diputado del partido Nacional Pedro Saravia votó en contra, luego de que su suplente Federico Ricagni había hecho a favor en diciembre.
La sesión comenzó marcada por un debate por “errores” en los cambios que introdujo el Senado y que durante algunos minutos hizo peligrar su tratamiento definitivo.
Luego, la mayoría frenteamplista decidió seguir adelante con el proyecto y se comprometió a, luego de su aprobación, redactar aclaratorias sobre los artículos modificados en forma errónea.
En consecuencia, durante la sesión se acordó votar en 90 días una nueva ley para corregir errores de redacción en el proyecto, antes de que entre en vigencia la ley aprobada esta noche.
Alvaro Delgado, del Partido Nacional, votó a favor del proyecto a pesar de los errores "de forma" en los cambios en el Senado y pidió que “se cumpla” el nuevo proyecto redactado en ese plazo.
El primer artículo del proyecto señala que la institución del matrimonio "implicará la unión de dos contrayentes, cualquiera sea la identidad de género u orientación sexual de éstos, en los mismos términos, con iguales efectos y formas de disolución que establece hasta el presente el Código Civil".
Además, establece que los apellidos de los hijos de las parejas homosexuales serán acordados por los dos cónyuges o mediante sorteo en caso de falta de acuerdo y que alcanzará también a los matrimonios heterosexuales.