La Asociación Civil de Pescadores Artesanales de La Paz elevó una nota a la intendencia local denunciando los cerramientos en el río Guayquiraro, sobre jurisdicción de Entre Ríos.
Creen que el desvío para extraer agua se concretó para regar arroceras azoladas por la sequía. Apuntaron que por esta serie de terraplenes agrícolas mermó el caudal del afluente del río Paraná y “secó” también el brazo denominado riacho Espinillo, que es utilizado para la pesca.
“Con mucho asombro hemos visto que han borrado todos los pesqueros naturales –arroyo Las Mulas– y cortaron con un pasaje de tierra firme hacia el islote (Curuzu Chali) y desmontes del mismo, tapando lagunas y desovaderos de peces”, señalaron en una nota ingresada el 16 de noviembre en la Secretaría de Ambiente de La Paz la ONG que nuclea a trabajadores del río del lugar. La misma nota que advierte esta preocupación fue ingresada este jueves en la Secretaría de Ambiente provincial, pero el pedido fue derivado a la Dirección de Recursos Naturales y el Consejo Regulador del Uso de Fuentes de Agua; “dicen que no son competentes”, le explicaron a quienes hicieron trámite”.
La situación en la zona se ha tornado compleja, ya que a pesar de la veda en la captura del surubí y el dorado, la falta de controles hace que el río se vea depredado. Es un acuerdo generalizado entre lugareños, guías de pescas, agentes turísticos y pescadores de todo tipo que el lugar es tierra de nadie. En ese lugar se encuentra la Reserva Ictícola provincial de Curuzú Chalí. Es una superficie aproximada de 14.000 hectáreas, con islas, lagunas, riachos y arroyos donde abunda se crían el dorado y el surubí, dos especies de las mayores. A esto se suma que a la baja en caudal, profundizando la crisis ambiental.