El acto está previsto para este viernes 8 de marzo a las 16:30 horas. La creación de esta vivienda está destinada para la asistencia y acompañamiento de mujeres víctimas de hombres que ejercen violencia por lo cual, permanecer en su domicilio, implica una amenaza para su integridad física, psicológica o sexual. El albergue, está recién construido y se encuentra ubicado en calle Hipólito Irigoyen de la ciudad de Feliciano
Se llamará “María José Fernandez ” en homenaje a una profesora que formó parte de la vida de nuestro pueblo y que dejó huellas imborrables en sus alumnos, colegas y amigos. El hogar será inaugurado el próximo 8 de marzo a las 10:00 horas. El nombre fue elegido en un concurso en el que resultaron ganadores alumnos del 2° año “D” de la Escuela Normal Superior “Ramón de la Cruz Moreno” (2018). Espacio Curricular: Lengua y Literatura. El logo “ALAS” (de libertad) fue creado por alumnos de 5to Economía-Comunicaciones. 2018 – Instituto San José de Feliciano D’78.
Desde el espacio curricular Lengua y Literatura participaron del concurso organizado desde el Área Educación Municipal con el objetivo de revalorizar la identidad, estimular la definición de intereses y promover las potencialidades de los jóvenes, teniendo siempre presente el objetivo para el que esta casa fue creada.
El problema de la violencia contra las mujeres en el ámbito familiar es un asunto público, no privado; ya que afecta los derechos humanos interrumpiendo el desarrollo integral de las personas, porque vulnera la integridad física, psicológica y sexual de mujeres, niñas , niños y adolescentes. Atenta contra la vida.
Bajo el principio de solidaridad en el que cree el municipio junto al gobierno provincial, por el cual las mujeres pueden salir de un ciclo de violencia si tienen un lugar en donde se las acoja, apoye y escuche, como lo es esta Casa, de propuso el nombre: María José Fernández.
María nació el dos de diciembre de 1964 en Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos. Estudió el profesorado de Matemáticas en Concepción del Uruguay, en el año 1988 consigue trabajo en San José de Feliciano, en la Escuela Normal Superior, sus primeras seis horas de matemática.
Una ex alumna de la querida profesora recordó su primer día de clases con ella con mucha emoción, una sonrisa y alegría: “tenía puesta una pollera acampanada blanca y larga”. ¿Cómo no recordarla así? ¿Por qué no sonreír y tener los ojos brillosos cuando hablamos de ella? No sabía hacer otra cosa más que dar amor, abrir sus brazos, su corazón, ser solidaria con quien la necesitara.
Este es uno de los motivos por el cual pensaron que la Casa debe llevar su nombre.
Cuando viene a ejercer su profesión a la ciudad, lo hace con una compañera, viajando 400 km. durante seis horas. Desde muy joven le puso mucha pasión y energía a cada una de las actividades que decidía emprender.
Ya trabajando en Feliciano, comienza a tomar horas cátedras en la Escuela Agrotécnica N°52 “Manuel Bernard” que recién comenzaba a funcionar. Año a año se iban creando los cursos y María fue tomando las horas de matemáticas que surgían.
La institución ocupó un lugar muy importante también en su vida, durante su trabajo, en la misma conoce a quien luego será su esposo y compañero para toda la vida.
A los pocos meses de casada queda embarazada de su primer hijo Franco, al año y 20 días nacen Paula y Renzo, “rápido se agrando la familia! y después vino Facundo para completarla”, contó su hija.
Siempre intentó con su esposo acompañar en todo a sus hijos y educarlos en el camino de la fe: siempre juntos como familia.
Fue catequista en la zona rural, ya que la escuela Agrotécnica se encuentra ubicada en la misma. Es a partir de este trabajo donde también puede entrar en contacto con las mujeres rurales, sus preocupaciones, anhelos, sueños y a conocer el entorno ,el contexto en el que viven y se desenvuelven sus estudiantes y madres.
También comienza a ayudar a su esposo en la Subsecretaria Rural, que en su momento se llamaba Programa Social Agropecuario. Este programa tenía muchos proyectos para la mujer rural. María José había colocado su mirada, para colaborar, para ayudar al otro, siempre de manera desinteresada, “con mil errores por ser enérgica y justiciera, pero siempre con buena intención y amor”, dice Paula.
Nosotros la elegimos también por este motivo , queremos reflejar que cada uno, desde nuestro lugar, al igual que María José, podemos aportar nuestro granito de arena , para mejorar la vida de las mujeres y sus hijos, ella lo hizo hasta ese momento, desde el lugar de docente, catequista y colaborando con su esposo en la Subsecretaria con proyectos que brindaban inclusión y herramientas para fortalecer a las mujeres rurales, estas mujeres muchas veces olvidadas, y cuyas voces no pueden ser escuchadas. Fundamentaron alumnos del 2° año “D” de la Escuela Normal Superior “Ramón de la Cruz Moreno
Colaboraron en estos proyectos también las profesoras Nona Fonseca, que les ayudaba a leer y escribir, la Sra. Rita Burgos que les brindaba charlas y acompañamiento, se les enseñaba a realizar diferentes comidas para aprovechar los recursos disponibles, fabricación de jabones, tejer , coser, confeccionar prendas y de esta manera que las mujeres puedan elevar su autoestima, sentirse útiles y producir. “Pero lo que a las mujeres más les gustaba eran los momentos para hablar de sus problemas, de la no violencia y otros varios temas que se trataron”.
Por esta actividad también, que ella realizó, no como una mujer perfecta, con errores, con aciertos, pero siempre dispuesta a colaborar, a escuchar, a incluir, a trabajar en equipo, tendiendo la mano a la mujer rural y a sus hijos, sostenemos convencidos que la Casa debe llamarse María José Fernández.
No estamos hablando de alguien lejano , de un ejemplo de otro país, de otra cultura, la elegimos a ella, que formo parte de la vida , la idiosincrasia de nuestro pueblo, vino con su título de profesora a ejercer su profesión y formar su familia en nuestra ciudad, aquí trabajó por el otro, aquí cooperó en todas las actividades que pudo, aquí se dio en cuerpo y alma por solidaridad con sus compañeras, estudiantes, al prójimo, a quien la necesitara, a corazón abierto, con el alma a flor de piel, con alegría, con tristezas, en la salud, en la enfermedad, solidaria, solidaria siempre.
Con el transcurso del tiempo, enferma de cáncer. Empieza con su primer tratamiento de quimioterapia. Su pelo comenzó a debilitarse y caer. Con su familia buscan pelucas para comprar, también en internet, pero eran muy caras.
María era nacida y criada en Gualeguaychú, y con Paula van a visitar a su madre, a esta ciudad y comentarle de la enfermedad.
Por internet conocen la ONG “Pelucas de Esperanza”, al viajar a Gualeguaychú toman contacto con la misma.
Pelucas de Esperanza es una ONG, que colabora con el préstamo y realización de pelucas en forma gratuita para las personas que están pasando estos tratamientos y enfermedad.
Al volver de su viaje, como no podía ser de otra manera, siente la inquietud con su hija y nuera de realizar algo en nuestra ciudad para colaborar con dicha organización.
¿Cómo que una enfermedad la iba a detener? Nunca…ella vino a esta vida a dar todo de si , a ser un ejemplo para cada una de las personas que tuvimos el privilegio de conocerla, de compartir un momento con ella, de verla trabajar por el otro. En esta nueva actividad que decidió abrazar, la enfermedad que la aquejaba fue el trampolín, la puerta para dar a conocer y colaborar con la organización.
Comienza a convocar a su familia, amigas, compañeras y por supuesto peluqueras y peluqueros cuya labor es esencial para reunir el cabello necesario en la confección de las pelucas.
La idea de trabajo colaborativo y cooperativo entre este grupo de mujeres y la ONG se dio a conocer en nuestra ciudad, reciben el apoyo de la Intendenta Municipal y su equipo de colaboradores, radios, canal de televisión local, instituciones de la ciudad y de toda la comunidad en general.
El día internacional de la mujer fue la fecha elegida para comenzar a trabajar en Feliciano, con esta iniciativa. En el Nac de nuestra ciudad, en la esquina de plaza independencia, dentro y fuera del salón las peluqueras, peluqueros y colaboradores, comienzan a cortar tanto mechas de cabello como largos, que serán enviados a la ONG para la confección de pelucas.
Desde esta primera vez, los jueves de cada Fiesta del ternero desde las 17 hs. María José está presente a través de su equipo de mujeres, profesionales y un pueblo solidario dispuesto a donar cabello y trabajar por esta causa.
¿Cuántas mujeres y niños que sufren esta terrible enfermedad pudieron sonreír al recibir una peluca? ¿Quiénes sintieron una caricia en su alma por este pequeño pero invaluable gesto? No podemos saberlo. Pero si la conocimos a ella.
No fue un anónimo quien lo hizo posible. No fue alguien que pasó desapercibida por nuestras vidas. Quien nos enseñó con el ejemplo fue esta mujer de carne y hueso, que nos incluyó y nos incitó a colaborar desde las posibilidades de cada uno, para hacer de nuestra ciudad, de sus mujeres, esas queridas y muchas veces calladas mujeres rurales y sus hijos, de todas, un propósito para luchar desde el trabajo en equipo, para ser solidarios, para acoger al otro, no darle la espalda y escuchar sus voces. Parada desde una enfermedad avasallante pero que nunca logro destruir su esencia ni detener su trabajo solidario. Tomo una dificultad y la transformo en fortaleza.
Las palabras ya sobran y los fundamentos también, por todo lo mencionado anteriormente y lo que no alcanzamos a expresar de esta mujer inmensa, creemos que María José Fernández es el nombre adecuado para la Casa de la Mujer Víctima de Violencia.
(CONCURSO PARA PONERLE EL NOMBRE A LA CASA DE LA MUJER VICTIMA DE VIOLENCIA DE GENERO.
FUNDAMENTACIÓN DEL LOGO:
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Ganadores: Alumnos de 5to Economía-Comunicaciones. 2018 – Instituto San José de Feliciano D’78.
“ALAS” (de libertad)
El nombre y el logo propuesto nos pareció muy representativo para el nuevo espacio que servirá como resguardo de mujeres e hijos victimas de violencia.
Toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia y a que se resguarde su integridad personal.
Cada mujer que sufre hostigamiento psicológico y/o agresiones físicas, sabe que no es una situación fácil de liberarse. Mediante”ALAS”, un hogar de puertas abiertas que brinda amparo ante mujeres e hijos que atraviesan situaciones de violencia, podrán reconstruirse como mujeres libres.
Ayudar a mujeres que logren salir de la situación violenta es ayudar a que se den cuenta de que merecen ser respetadas y que poseen libertad para decidir por sí mismas.
El Concurso se realizó a finales de 2018, los cursos 2° de la Escuela Normal Superior Feliciano y 5° del Instituto San José Feliciano, este año son 3° y 6° respectivamente