El 19 de marzo, Feliciano celebra su fiesta patronal.
San José de Feliciano es una ciudad en la cual encontramos todo lo típico de la colonización española. Un rincón donde las tradiciones no son un pasado muerto, sino memoria en un presente que se vive con características propias.
El que recorre sus calles y habla con su gente, puede encontrar a cada paso vivencias que lo sorprenden. Y quien se asoma a su religiosidad todavía encuentra vestigios de la evangelización que hicieron los Padres Jesuitas en los comienzos de la historia nueva de nuestra tierra argentina.
El 19 de marzo, se celebra su fiesta patronal. San José visita, por la mañana, en una caravana, todas las casas del pueblo y reúne a los parroquianos en la procesión que se hace en su honor por la tarde.
Una imagen de yeso, comprada en los tiempos del inolvidable Padre Villón, es la que preside todas estas ceremonias y recorre las calles del pueblo, repartiendo la bendición que Dios da por su intercesión. Sin embargo, hay otra imagen, que fue la que históricamente estuvo en el altar de los distintos templos que el pueblo fue levantando en estas tierras. Tiene unos sesenta centímetros de altura y está tallada en madera.
Su origen y como llegó al pueblo se desconocen. Hace algunos años el Padre Luis But, entonces párroco de Feliciano, estuvo investigando sobre este asunto. Guillermo Furlong, un historiador argentino especializado en el tema de los Jesuitas, le informó que recordaba haber visto en el Archivo de la Nación una referencia a Feliciano, en la cual consta que la parroquia posee dos imágenes de origen jesuita: un San Juan Bautista y un San José.
Como en ese momento estaba postrado por una enfermedad, promete que al restablecerse confirmará este dato. Desgraciadamente parte hacia la Casa de Dios Padre antes de cumplir este compromiso.
Si nos detenemos a observar los rasgos de estas dos imágenes que están bajo la custodia parroquial, ambas denotan una manufactura semejante a otras producidas en las misiones que confirmaría esta información.
De ser esto así, fijaría la fecha de su talla antes de 1.767, año en que fueron expulsados los jesuitas de la Argentina. El origen de Feliciano está, sin duda, relacionado con los Padres Jesuitas. Juan José Antonio Segura, en su Historia Eclesiástica de Entre Ríos, hace varias referencias al tema.
En primer lugar habla, aunque lo pone en duda el mismo, de una posible misión que el Padre Policarpo Dufó hace en el año 1.730 en la zona de Feliciano. Pero sí, alrededor del año 1.771, los pobladores de Feliciano, a instancias de los misioneros, pidieron a las autoridades que se les dotara de una capilla.
Lo más probable es que se haya instalado en la zona un casco de estancia perteneciente a la Compañía de Jesús. Lo que no se sabe con certeza es el origen de la misma: puede ser del Colegio de Santa Fe o la Reducción de Yapeyú. Es más probable esta última. ¿Esta imagen habrá llegado de la mano de algún misionero Jesuita para ser emplazada en algún oratorio de la zona? Una costumbre típicamente española era juntar el nombre de un santo y una característica del terreno para denominar un poblado. Surge así “San José de Feliciano”
Feliciano por el río homónimo a cuyas orillas está edificada la ciudad. Se dice que el nombre de San José fue a raíz del hallazgo de una imagen de este santo en la zona, más concretamente en orillas del arroyo Pajas Blancas.
Lo más probable es que no haya sido la nuestra, sino otra de más pequeño porte y rústica manufactura. Revisando los libros históricos de la Parroquia nos encontramos con el “Libro de Fábrica de la Iglesia San José de Feliciano” iniciado e 27 de marzo de 1.865. Dicho documento comienza con una memoria histórica y continúa con el “inventario de los ornamentos, alajas y útiles de la Iglesia Nueva de San José de Feliciano, comprados todos por el Sr. Cura V° D. Lorenso O. Balmaseda (…) con treinta y tres onzas de oro”. En este consta la compra de “una imagen … de San Juan Bautista y Jesucristo al pie que es el bautismo del Jordán”. También “un retablo y mesa de altar que está colocado en la Iglesia con el patrón San José, San Juan Bautista a un lado y al otro San Luis Gonzaga, cada uno en su respectivo nicho”. No se hace referencia a la compra del San José, pero se dice que “D. Carlos Ortis ha dado de limosna la chafalonía que el maestro platero D. Antonio Romero trabajó la corona para San José, también de limosna” y que, “D. Antonio Beron ha dado de limosna la chafalonía y el maestro platero D. Simón Baldivia trabajó la vara de San José, también de limosna”.
Esto quiere decir que ya la imagen de San José estaba en la región. Pero… una página más adelante el cura Balmaceda hace un detalle de lo que encontró en Feliciano al hacerse cargo de la parroquia.
En este inventario no figura la talla de San José. Por lo que se puede leer entre líneas de estos datos, el que no esté en el último inventario ha sido un error del Cura Balmaceda. Cómo y cuándo llegó esta imagen a estos pagos, no se puede saber por ahora. Su arribo es tan incierto como la fecha de fundación de Feliciano.
Hay pocos datos y muchos peros. La única certeza que tenemos es que dio origen a una devoción que todavía saca a las calles a los pobladores todos los 19 de Marzo.