Benjamín, de 3 años, salvó la vida de su hermano Faustino, de 4, que recibió parte de su médula ósea en un trasplante exitoso, publica el Diario Crónica.
Una historia verdaderamente conmovedora es la que protagonizaron Faustino y Benjamín, dos hermanitos de 4 y 3 años, respectivamente. Es que, tiempo atrás, al mayor de ellos le detectaron leucemia y sólo pudo salvarse gracias al trasplante de una porción de médula que recibió por parte de su hermanito. Ahora, ambos se encuentran en buen estado de salud y de a poco vuelven a disfrutar de lo que más les gusta: jugar juntos.
El caso de Faustino comenzó con moretones en el cuerpo que su mamá, Mariana Torriani, asoció naturalmente a los juegos del nene en el campo. Pero cuando vio que los hematomas quedaban colorados y no se oscurecían, y detectó la presencia de una fiebre leve pero persistente, comenzó a preocuparse.
Fue así que llevó a Faustino al pediatra, que le dijo que el nene debía estar incubando una gripe, pero Mariana no se quedó tranquila y le pidió una orden para hacer un análisis de sangre. Dos días después, el chiquito estaba internado en el hospital de Niños de La Plata. Tras el análisis que indicó que Faustino tenía leucemia, en noviembre del año pasado se decidió trasladarlo al hospital provincial Sor María Ludovica de La Plata, desde de su localidad de Laprida, para comenzar con un tratamiento de quimioterapia, que duró hasta abril de este año.
“Nunca estuvo decaiducho, siempre tenía ganas de jugar. Lo más difícil fue hacerle entender que tenía que quedarse en el departamento, no podía salir porque sus defensas estaban muy bajas”, recordó su mamá, Mariana.
Por su parte, Alcira Flynn, especialista del Hospital de Niños, explicó que “aproximadamente el 75 por ciento de las leucemias linfoblásticas y el 40 por ciento de la leucemias mieloblásticas andan muy bien sin necesidad de un trasplante”, y remarcó que esa instancia “se reserva para los casos en que fracasa la quimioterapia de primera línea”.
Y así fue que, en el caso de Faustino, el trasplante podía lograr una cura definitiva. El nene sufría una leucemia linfoblástica aguda y el equipo médico del hospital decidió que al tener un hermanito probablemente compatible, lo mejor era apostar por un trasplante para evitar una recaída en el futuro.
“Nos llaman los médicos para ver si queríamos hacer un trasplante. Significaba la curación de Faustino. Entonces le explicamos a Benjamín, al hermanito, que se iba a internar para curar a su hermano. Estaba contento. No podés llevarlo con mentiras”, manifestó Mariana, que no deja de agradecer al equipo médico del hospital provincial que atendió a sus hijos.
Por estos días, a cuatro meses del trasplante a Benjamín, los hermanos todavía siguen con controles en el hospital y comenzaron hace pocos días a dejar de usar barbijo para salir de su casa. Quizá más adelante, el pequeño comprenda en su totalidad el enorme acto de amor que tuvo con su hermano mayor, que seguramente le estará por siempre agradecido por darle una segunda oportunidad para vivir.