González está acusado de asesinar a tiros a Luciana Toledo, en abril del año pasado. Ayer comenzó a ser juzgado pero ningún testigo lo señala en la escena del crimen. La Fiscalía asegura que tenía una relación violenta con la víctima.
[caption id="attachment_21523" align="aligncenter" width="617"] Foto UNO/Juan Ignacio Pereira[/caption]
Una familia caminaba de regreso a su casa en la zona del ejido sur de San José de Feliciano y se encontró con el cuerpo sin vida de una mujer. Se trataba de Luciana Adriana Toledo, una joven de 23 años que cayó abatida a tiros en medio del camino de tierra. Unas horas después arrestaron a la expareja, González, quien ayer comenzó a ser juzgado en Paraná por el brutal femicidio cometido aquella tarde del 1º de abril de 2014. El jornalero de la localidad del norte entrerriano, que sostiene su inocencia, podría recibir una condena a prisión perpetua. Hasta ahora, ningún testigo lo señaló en el lugar del homicidio ni le encontraron pruebas objetivas que lo incriminen.
En el inicio del juicio, el acusado, de 23 años, se abstuvo de dar su versión de los hechos o hacer su descargo. Luego comenzaron las testimoniales de 41 personas citadas a declarar.
Noelia Cabrera y su pareja Luis Miguel Niz regresaban hacia su casa caminando por la calle de tierra, junto a sus dos pequeños hijos, y se toparon con la escena del crimen. La mujer recordó: “Veníamos de la casa de un hombre que fuimos a hacernos curar y encontramos el cuerpo tirado de la mujer. No pudimos comunicarnos con la Policía y entonces llamamos al hospital”.
El hombre, por su parte, contó: “No sabíamos si estaba ebria o sin vida, a los cinco minutos se acercó un hombre que sería un vecino de la zona. Pero le dije a mi señora ‘esta mujer está muerta’, y a mi hijo de 5 años le decía que no, que estaba borracha nomás, porque se puso a llorar. El cuerpo estaba boca arriba, con unas alpargatas blancas, una calza negra y una remera roja, sobre una de las huellas de los autos y los pies hacia la banquina. En el camino hasta toparse con la víctima, la pareja afirmó que no había escuchado ningún disparo.
Carlos Germán Silva, jefe de la Jefatura Departamental Feliciano, declaró que fue hasta el camino vecinal luego de enterarse del hallazgo del cuerpo por un llamado de una enfermera del hospital. Cuando llegaron, resguardaron la escena y constataron la muerte violenta.
De inmediato concurrieron al domicilio de Toledo, donde los atendió un hombre de apellido Alderete, quien tenía una relación de amistad o algo más con la víctima. El hombre les contó que la joven había salido a comprar cigarrillos y estaba preocupado porque todavía no había regresado, y estaba la criatura de 2 años esperándola.
Además, les contó a los investigadores que la noche anterior Luciana había tenido un problema con un el joven apodado Gonzalez, quien también la había amenazado. Además, amigos de la víctima contaron que la relación que ambos tenían era violenta y tortuosa. Otro testimonio clave fue el de un nene de 11 años, quien dijo que vio hablando a González y a Toledo cada uno en su moto a un kilómetro del lugar del hecho.
Un testigo que declaró ayer fue un remisero vecino de Toledo quien dijo que vio solo una vez a González en la zona y que la noche anterior no escuchó ningún grito ni pelea.
Por esto, el acusado fue detenido poco después en su casa del barrio Santa Rita. Ante la llegada del fiscal y los uniformados, González se mostró sorprendido, pero no opuso resistencia y se entregó. Los allanamientos que se dispusieron en busca de armas dieron resultado negativo.
Hoy continúa el debate ante el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Paraná, integrado por Elbio Garzón -presidente-, José María Chemes y Pablo Vírgala, con la declaración de más testigos, citados por la fiscal María Beatriz Garrahan y el defensor Roberto Alsina. A González le imputan el delito de Homicidio calificado por violencia de género, cuya única pena es la prisión perpetua. La testimonial más esperada para hoy es la de Alderete.
Acusaciones y desmentidas en la investigación
Según la acusación, González iba en moto cuando interceptó a Luciana Toledo en el camino vecinal paralelo a la entrada principal de San José de Feliciano. Cruzaron unas palabras y el joven la mató de tres tiros. Sin embargo, para la defensa no hay ninguna prueba testimonial ni objetiva que demuestre la participación del acusado en el hecho.
Ambos habrían tenido una relación que, según testigos, fue signada por la violencia de género, aunque no se habían registrado denuncias policiales ni judiciales. Pero González asegura que no existió ninguna relación de pareja ni concubinato previa, ya que tiene su familia y esposa con quienes convive.
La mujer era oriunda de Corrientes y había llegado a la ciudad del norte entrerriano para trabajar como alternadora, pero tras el cierre de los prostíbulos rehizo su vida en la localidad. Con el crimen, una niña de 2 años quedó huérfana, a cargo de otros familiares. Fue el segundo femicidio del año 2014 en la provincia.
Fuente y foto: Uno