El suizo Roger Federer cerró su visita estelar a la Argentina con una victoria sobre el tandilense Juan Martín Del Potro, por 6-4 y 7-6 (7-1), en la segunda exhibición que ofrecieron en el estadio Pipa Tigre.
Federer, segundo en el ranking mundial de la ATP, consumó su triunfo sobre Del Potro (7) en una hora y 28 minutos y así se desquitó de la derrota que le había propinado el tandilense hace tan solo 24 horas por 3-6, 6-3 y 6-4 en el mismo escenario.
Si bien se trató de una exhibición, las 19.750 personas que agotaron las localidades en el novedoso escenario pudieron guardar en sus retinas algunas delicias que ofreció Federer, considerado por muchos como el mejor tenista de todos los tiempos y no sólo por la cantidad de records que batió durante su carrera.
El suizo demostró que también, aparte de jugar de manera excelente al tenis, vende muy bien la marca "Federer" y se relacionó con el público, que lo ovacionó de pie cuando salió a jugar y una vez que concluyó el partido.
Federer jugó cerca de su mejor versión durante el primer set que se llevó por 6-4 en apenas 32 minutos y aprovechó la falta de puntería del argentino, quien no siempre enfocó bien el destino de sus misiles de derecha.
El punto de máximo clímax se vivió en el quinto game del primer parcial cuando Federer ganó un punto luego de ejecutar dos "Gran Willy" que hicieron ponerse de pie al estadio y también al mismísimo Guillermo Vilas, el que patentó esa jugada.
El suizo se llevó el set con un quiebre de servicio (6-4) y en el segundo también se mostró siempre como el dueño de la escena ante un Del Potro que abusó del revés con slice y en líneas generales mostró una versión "descafeinada", en relación al juego avasallante que mostró la noche anterior.
Federer dispuso de un match point que no pudo concretar (ganaba 5-4 y servía `Delpo`) y la definición se estiró al tie break, para alegría del público que pedía una y otra vez que el partido llegara al tercer set.
El match se definió en el tie break y ahí el suizo fue implacable para llevárselo por 7-1, aunque esto es anecdótico, ya que el público argentino se fue satisfecho por haber disfrutado del mejor tenis, del que suele ofrecer Federer, únicamente.
Lo que siguió fue el reconocimiento para todos los que hicieron posible esta fiesta del tenis, con copas y plaquetas para Federer, Del Potro, Vilas y Clerc.
Y por supuesto el ida y vuelta con el público, que derrochó aplausos y reconocimiento por lo que se les brindó, momento en el que se vio otra de las facetas que hacen de Federer un ser especial.
Fue el momento en el que Roger regaló su simpatía y trasuntó esa humildad que lo convierten en un UNO con mayúsculas. Lo que explica el fenómeno de la Federermanía, aquí y en todo el mundo. Para decirle simplemente, gracias y hasta siempre.